El resultado que causo en los niños y padres también es significativo. De un día para el otro le cambiaron la rutina, la forma de hacer tarea y no fueron más a la escuela. Por su parte, los padres, tenían una nueva y mayor responsabilidad
a partir de ahora. Gabriela cuenta: “De repente se tuvieron que hacer cargo de las actividades escolares, muchos colaboran, pues las controlan y acompañan su aprendizaje, pero a varios no.”
Claro que cada
uno lo puede tomar de manera diferente, pero creo que el problema está cuando los padres se resisten a acceder a las aulas virtuales, cualquiera sea el motivo. Tal es así que, Mabel comenta que había padres que se resistían a entrar
a las aulas virtuales porque, según ellos, no contaban con computadora o celular, “pero nosotros sabíamos que sí las tenían. Y en muchos casos fueron los alumnos los que ingresaron a Classroom”.
Ya no hay un horario para el trabajo, el espacio personal pasó a ser también del trabajo y viceversa. Así lo comenta también la Directora del colegio, Mabel Sánchez que su trabajo es asegurarse que cada docente, fundamentalmente en
el nivel primario, tenga sus 6 aulas virtuales correspondientes a los espacios curriculares. “Es un trabajo muy importante, muy tedioso y muy cansador también por que se trabaja la mayor parte del tiempo, no hay horario de trabajo, ya no se respetan las 4hs. Va mucho más allá, ni siquiera se respetan los fines de semana.”
El
tiempo es lo más importante que tenemos, y a pesar de tener que hacer todas las cosas desde casa, deben respetar los horarios para cada cosa. Que estemos en casa no quiere decir que tengamos todo el tiempo del mundo para dedicarlo
al trabajo. ¿Cómo pretenden que los profesionales hagan bien su trabajo si no pueden distribuir bien el tiempo entre lo laboral y lo personal? El estado debería poder garantizar que se van a respetar las cuatro horas diarias que
cumplen normalmente. Lo mismo ocurre con los alumnos entre sus horarios de estudio y juego/entretenimiento, el poder organizarse con los horarios es crucial para poder tener un buen rendimiento en todo lo que hagamos.
La pregunta que varios nos hacemos es si la educación va a cambiar en algo luego de esta experiencia que estamos viviendo. Marcela por su parte señala: “Hay algo que es indiscutible, los docentes siempre vamos a acompañar cualquier medida que se tome, pero en éste caso todo va a depender de que el Gobierno abra sus oídos a otras voces que le digan lo que pasa y no lo que se quiera escuchar, tengo puesta mi confianza en que ocurra esto último, por el Bien común de todos los que conformamos la comunidad educativa de San Luis.”
La
educación es un pilar fundamental del desarrollo de cada niño, por lo que, para que funcione como tal en la situación tan particular que estamos viviendo, los gobernantes y/o cada escuela en particular a la hora de
definir el
método más apropiado para aplicar, deben considerar los recursos y características de cada alumno, evaluando la estabilidad de sus recursos e
infraestructuras tecnológicas, el manejo de los tiempos y su flexibilidad y la
convivencia
con otras responsabilidades más allá de las formativas.
“La contradicción que yo encuentro es que la escuela quiere demostrar que se puede seguir comoantes y sigue siendo una institución de clases y deberes, donde lo único que se modificó fue el medio: en lugar de ser presencial, se hace de forma virtual.”
Sostiene el psicopedagogo italiano, Francesco Tonucci. Percibimos que al educar de esta manera, se deja al descubierto ciertas desigualdades: donde hay personas con “privilegios”, y también hay casas en donde no hay conectividad
ni espacio físico para poder estudiar, por lo que los sistemas de educación, tienen que tener diferentes respuestas a estas circunstancias adversas. Por lo que, la escuela no sigue funcionando de la misma manera que antes.
Con respecto a las herramientas que posee cada alumno, Kato
Asato, director regional y fundador de la sede e-learning de la Escuela Superior de Creativos Publicitarios, sostiene: “No debe caerse en la simpleza de que la enseñanza a distancia es tener una plataforma en internet.”
Por lo tanto, una plataforma es sólo el medio y el canal, no la solución. La solución reside en saber qué necesitan los alumnos y cómo es la mejor manera de enseñarlo y transmitirlo.
Tal como dice Fabio Tarasow, Master
en Comunicación y Tecnología Educativa por el Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa (ILCE) de México: “se trata de producir aprendizajes significativos. Y de abandonar la idea de que la calidad de una propuesta reside en la plataforma que se usa.”
Lo
que se transforma hoy, es una manera de aprender más que
una modalidad. Pero además de esto, algo que creo que es primordial y más en esta situación, es que la escuela que se preocupa por dónde están sus estudiantes, por lo
que les está pasando, que no exige solamente el conocimiento, es ciertamente más valiosa. Que no se trate solamente de subir tareas y corregir: afectivamente la escuela es un gran beneficio.